De los
libros, como del teatro y otras expresiones, continuamente se afirma que está en crisis. Siempre existen motivos para los malos augurios; cuando no es el descenso de ventas, es la sempiterna escasa calidad de cuanto se publica porque, como en tantas otras cosas, siempre hay quien se ampara en el falaz y nostálgico
cualquier tiempo pasado fue mejor. Ahora se dice que Internet supone un peligro para el libro impreso, algo semejante a lo comentado cuando el cine comenzó a llevar a sus...
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