En estos días en los que la propaganda y la estética hollywoodiense nos acosa con todos sus poderoso arsenal propagandístico es aconsejable el refugio en otras pantallas. No es cuestión de denigrar todo lo “made in USA” porque, además de absurdo, sería conveniente finiquitar ciertas exclusiones. Se trata simplemente de reconocer la existencia de otras formas expresivas, eso sí, alejadas de circuitos simplemente mercantilistas. Evidentemente este cine carece de la promoción que otras obras menores, siempre en virtud del negocio, disfrutan. Sin embargo, su autenticidad nos evidencia un cine muy digno lejos del alcance del todopoderoso tío Sam.
La televisión pública, ¿acaso podría ser la privada?, nos regala, con una frecuencia que es de agradecer, pequeñas joyas del cine como este "Dayerhe",
El Círculo,
película del director iraní. Jafar Panahi.
En ella se narra la dificultad de ser mujer y la contrariedad a la que está sometida desde su nacimiento. La mujer, sin un hombre, no es nada tal y como afirma una de sus protagonistas. Las mujeres que aparecen, son mujeres que, sin caer en un activismo político simplista, luchan por sobrevivir entre la injusticia de una sociedad conservadora. Cuando aparecen hombres o son elementos decorativos o como elemento represivo salvo en la ocasión en la que un hombre, en la escena más desgarradora, se interesa por la hija que una madre soltera prefiere abandonar con la esperanza que alguien pueda ofrecerle algo mejor a su hija. Todas las historias que se narran reflejan un pesimismo tremendo, sobrecogedor; la mujer vive en una sociedad, en un ambiente, que es un
círculo cerrado del que resulta imposible huir.
Cada una de las historias es la vivencia de una mujer que sufre la injusticia de unos hábitos y leyes de una sociedad egoísta y machista. Las historias se entrelazan de manera hábil; no acaba de terminar de contar una cuando la cámara sigue la silueta de la protagonista hasta que ésta se confunde con otras; entonces, la cámara se fija en otra mujer para mostrarnos las vicisitudes que tiene que padecer. En ocasiones parece un documental, la cámara sigue los movimientos de la protagonista para ocupar toda la pantalla, los diálogos son escasos pero reveladores de la maldición de ser mujer. Cada mujer tiene que abrirse camino entre una multitud de incomprensiones y dificultades, simplemente por su condición femenina.
Ambientada en Irán, el director nos refleja la marginación de la mujer, por ser mujer, en cualquier parte del mundo. El papel que estaba obligada a desempeñar la mujer en España hasta hace unos pocos años, por poner un ejemplo, no dista mucho del descrito en esta
película.