En
Darfur no hay petróleo, tampoco hay agua. Allí todo es escaso, salvo el horror.
El oeste de Sudán es una zona pobre y asolada por la
guerra desde hace años; millones de desplazados y los muertos de los conflictos bélicos se cuentan por centenares de miles.Las imágenes del horror nos llegan por
dibujos infantiles. Alguien entregó a un grupo de niños refugiados en la frontera de Chad, lápices, ceras, folios... y el horror se garabateó de inmediato. Los bombardeos, las violaciones, los poblados en llamas... nos han llegado a través de los ojos infantiles. El gobierno de Sudán siempre negó su implicación en el conflicto; pero los niños dibujaron helicópteros y armas reales, como los que utiliza el ejército de Jartum.
Ni los mejores corresponsales de
guerra hubieran podido conmover como estos dibujos, ahora solo falta esperar que los organismos internacionales paren esta masacre.
Pero en
Darfur no hay petróleo, tampoco hay agua y los pastos escasean.
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